domingo, 1 de febrero de 2015

Hoy he soñado contigo... otra vez.

Hoy he soñado contigo, otra vez.
Parecía tan real... tus caricias, tus suspiros, tus besos,
parecía que estabas a milímetros de mi boca,
incluso podía olerte.
Echaba de menos tu olor,
mis sábanas ya no huelen a ti.
Y qué decir de tu sonrisa a la luz de la luna.
Tu respiración acelerada en mi cuello parecía tan real 
que llegué a creer que nunca te habías ido,
que tu ausencia había sido un sueño.
Pero claro,
lo malo de los sueños que parecen tan reales es que,
al despertar, el vacío de la cama,
duele aún más.


jueves, 15 de enero de 2015

Cuando llueve.

Cuando llueve me siento como en casa.
El sol no se ha ido, pero creo que prefiere no salir.
Se encierra detrás de las nubes como pidiendo que le dejen solo hoy.
No es que esté triste, simplemente no le apetece sonreír.
Y yo le entiendo.
También he cerrado la puerta y me he ido.
Me he quedado en silencio y he dejado que la vida suceda sin pedirme permiso.
Pero seguía ahí,
inmersa en la profundidad de algún silencio que no necesitaba palabras.
A veces tengo que recordarme el poco sentido que tiene todo,
y luego vuelvo e intento no hacerme demasiadas preguntas.
Entonces deja de llover y ya nadie se acuerda.
Ni siquiera yo puedo hacerlo.
Es como despertar de un sueño que se te desliza entre los dedos,
y se marcha sin despedirse.
Supongo que todo esto:
la lluvia, el tiempo y las gotas de agua cayendo por la ventana,
hablan de nosotros sin que nadie se de cuenta.
Sólo algunos se detienen y miran.
Y ellos lo comprenden.
Cuando llueve...



martes, 13 de enero de 2015

Supongo que seré como otra estación del año.

Me duele el pecho, ya empieza a hacer frío por las noches y mi cama está demasiado vacía sin ti. Un sueño. ¿Dónde estoy? Eso lo sé, pero ignoro por qué aún no me he ido. Miro las puertas, no me atrevo a abrirlas. El tiempo pasa como si sonase una canción triste. Pero aquí sigo. Aquí. Desbordada de necesidades a las que no les pongo palabras. O quizá simplemente sea una palabra. Una persona. Ella. Y me despierto sin poder respirar. A veces simplemente me quedo sin aire, me encierro dentro, echo las cortinas, dejo de mirarme en los espejos.
Supongo que seré como otra estación del año.







lunes, 12 de enero de 2015

Estoy tiritando, y no es de frío.

Que ya no es que me quieras, sino que me abraces este vacío que tengo por dentro. Estoy tiritando, y no es de frío. Es anhelo de tus abrazos, de tus caricias sobre mi piel. Es una presión en el pecho que me ahoga porque no estás. Me consume por dentro hasta el punto de no saber cómo vivir sin ti. Sin tu olor. Sin tu sonrisa. Es ese miedo de irme a dormir y encontrarme mi cama fría y vacía. Miedo de no saber cuando volverás a estar en ella. Porque, joder, te necesito.


viernes, 3 de octubre de 2014

Así me haces falta.

Como ese mar que le hace falta su arena, 
como ese aire que busca un cabello que despeinar,
como ese cigarro que busca su tumba en cualquier boca, 
como estas letras encontrando tus ojos;
Así me haces falta, toda la falta existente


domingo, 28 de septiembre de 2014

sábado, 27 de septiembre de 2014

El paraíso de los sentimientos perdidos.

Sentimientos confundidos.  
O quizá sea el tiempo.  
Los miles de segundos que hacen de lo nuestro 
Un sufrimiento eterno. 

Las caricias que aún anhelo. 
Tus labios sobre mi cuello. 
Y aquellos besos  
Que hacen de mi vida un duelo. 

El paraíso de los sentimientos perdidos. 
Confundidos. 
Un corazón herido. 
Que muere como aquel suspiro. 

Entrecortado, como tu voz, aquel día. 
Al oír que nadie te había querido como yo te quería. 
Y esas lágrimas al ver el dolor en los ojos de aquella niña. 
O el odio reflejado en aquellas cicatrices que se consumían. 

Marcas de una herida de guerra contra ella misma. 
Al intentar huir de la cárcel de su mente. 
De sus recuerdos. 
De sus pesadillas. 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Medianoche.

Medianoche. El frío de las húmedas calles de la ciudad se le colaba hasta los huesos. Pero no le importaba. Simplemente andaba. ¿Hacia dónde? Ni siquiera ella lo sabía. No tenía rumbo. No tenía nadie que la esperara, nadie que se preocupara por ella. O quizá sí, la verdad es que ya no lo recordaba.
El humo del cigarro se mezclaba con el vaho que salía de su boca. Olor a lluvia. Apenas podía sentir las manos pero, ¿acaso podía sentir algo? ¿acaso su corazón no estaba congelado también? Un escaparate. Un reflejo. Se observa. Ve a una niña perdida, sola, vagando entre las calles de una ciudad desierta. Ve a su alma, demasiado triste como para querer continuar a su lado. La ve alejarse. Intentar ser libre. Huir.


jueves, 11 de septiembre de 2014

Y qué decir...

Y qué decir de las noches en las que mi cama está demasiado vacía sin ti. Qué decir si mis labios están sedientos de los tuyos. O de mis ojos, que anhelan ver tu sonrisa, esa que hace olvidarme del mundo. Qué decir si con una mirada te lo diría todo. O con un beso. No sé puede decir nada, porque ninguna palabra es capaz de describir lo que siento por ti. Porque un 'te quiero', se queda corto.