Hoy he soñado contigo, otra vez.
Parecía tan real... tus caricias, tus suspiros, tus besos,
parecía que estabas a milímetros de mi boca,
incluso podía olerte.
Echaba de menos tu olor,
mis sábanas ya no huelen a ti.
Y qué decir de tu sonrisa a la luz de la luna.
Tu respiración acelerada en mi cuello parecía tan real
que llegué a creer que nunca te habías ido,
que tu ausencia había sido un sueño.
Pero claro,
lo malo de los sueños que parecen tan reales es que,
al despertar, el vacío de la cama,
duele aún más.